El que calla, otorga

El gobierno enmudece ante acusaciones de corrupción y compra de votos

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Rafael Alburquerque
Rafael Alburquerque

Este antiguo proverbio, inmortalizado por Eurípides en su tragedia «Ifigenia en Áulide» y ampliamente utilizado en la antigua Grecia, resulta apropiado para describir el ensordecedor silencio que ha mantenido el gobierno en respuesta a las acusaciones presentadas por la Fuerza del Pueblo, relacionadas con la llamada «operación bono por voto».

El gobierno, en lugar de refutar las acusaciones, ha optado por el silencio, lo que sugiere una aceptación tácita de su implicación en la compra descarada de votos utilizando los recursos destinados al pueblo.

En una reciente conferencia de prensa, el presidente evitó abordar las contundentes pruebas presentadas. Se ha demostrado que inflaron los registros de beneficiarios de programas como Aliméntate, Bono Gas y Bono Navideño con propósitos electorales.

La expresión de preocupación en los rostros de los funcionarios del gobierno revela que han sido descubiertos. Han sido señalados por usar los fondos públicos para manipular la voluntad popular, lo que contradice su supuesta defensa de la eficiencia y la transparencia.

La opacidad ha sido una característica distintiva de este gobierno en la gestión de los asuntos públicos. Los recursos destinados al pueblo se desperdician en mejorar la imagen del presidente, favorecer a sus aliados, eximir a privilegiados del pago de aranceles y, lamentablemente, comprar votos.

Cuando un gobierno sin legado se siente acorralado, tiende a actuar de manera facciosa e irracional, sin preocuparse por las consecuencias. Desde que asumieron el poder, han derrochado recursos en campañas de reelección, acuerdos lucrativos y préstamos internacionales innecesarios.

Aunque este gobierno ha presumido de escuchar al pueblo y rectificar sus errores, sus acciones muestran lo contrario. Se han retirado proyectos importantes bajo la presión ciudadana, pero persisten en su opacidad y malgasto de recursos.

Si realmente este gobierno pretende ser transparente, debería consultar al pueblo sobre decisiones clave, en lugar de imponerlas unilateralmente. La Fuerza del Pueblo exige respuestas claras sobre el manejo de los programas sociales y el gasto público.

La legitimidad de este gobierno está en entredicho, ya que prioriza la popularidad sobre el bienestar del pueblo. Sin embargo, el pueblo dominicano es consciente y no se dejará engañar fácilmente. En las urnas, su voto reflejará su descontento con estas prácticas políticas cuestionables.